Luna Tristá y la liberación del desnudo femenino
Escrito por Yailuma VázquezLuna Tristá (1980) es una fotógrafa cubana, que se ha convertido en ciudadana del mundo. Su obra, en buena medida dedicada al desnudo femenino, incursiona en otras variantes visuales para mostrar la belleza, una que reconoce muy particular. Sus desnudos han sido catalogados, incluso por ella misma, como decadentes, glamurosos, elegantes, nostálgicos, entre otros; sin embargo, son imágenes profundamente irreverentes.
Aunque no desarrolla el tema en exclusividad, en su obra prima la presencia de la mujer, imágenes del cuerpo que muchas veces pasan desapercibidas o intentan esconderse en un pudoroso borramiento: cuellos, pubis, retazos, fragmentos que se van desdibujando o potenciándose.
Ha dicho que prefiere la fotografía en blanco y negro, y alude que esta le recuerda sus fotos infantiles, de la Cuba en la que vivió hasta sus diecisiete años. Su estética remite a la fotografía analógica, aun cuando trabaja con cámara digital, al respecto ha comentado: «Trabajo en digital, y la fotografía en blanco y negro desde siempre, intento que la post-producción sea lo más sutil posible, que se acerque visualmente a como se trabajaba antiguamente en un laboratorio, no busco que la imagen sea perfecta, de hecho prefiero una estética más sucia, me centro en lo que quiero transmitir».[1]
Su manera de concebir el desnudo se aleja de los cánones establecidos. Mas que el cuerpo le interesa mostrar el alma, sin las fanfarrias propias del ornamento y el vestuario. Sus modelos son mujeres comunes, que no tienen ningún vínculo con ella. La fotógrafa las contacta a través de las redes sociales, por lo que este tipo de selección pretende, a partir de su conceptualización de la belleza, cartografiar la imagen de la mujer contemporánea; más allá de falsos esencialismos, y sin que importe su clase social, su orientación sexual, su educación, su acceso al poder. De ahí que sus mujeres desnudas trasmitan una fuerza y un empoderamiento que rara vez aparece bajo un lente masculino. No son objetos hermosos en sí, son entes vivos. No están a merced, no esperan completarse a partir del otro, mandan, retan, se exhiben, existen.
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