En el mes de junio de 2011 presentó en la Casa de América, en Madrid –y luego también en los Estados Unidos–,  una exposición personal de fotografías titulada Afrodescendientes, Guanabacoa-Cuba, la cual desde un punto de vista antropológico y testimonial muestra todo un universo cultural, a partir de un tópico muy trabajado, pero al que Roberto Chile le encuentra un modo interesante de tratar: la religión afrocubana. Este proyecto que se extendió a más de noventa instantáneas en blanco y negro comenzó a gestarse como parte del homenaje en Cuba al Año Internacional de la Afrodescendencia, declarado por la UNESCO.

El tema es retomado en su exposición Raíces, magia y místicaabierta al público desde diciembre de 2015, en la Sala de la Diversidad, en Amargura entre Mercaderes y San Ignacio, Habana Vieja, Chile vincula fotografía y audiovisual, revisitando una vez más una de nuestras líneas constitutivas como nación.

Por un lado, aparece el rito documentado desde la herencia cultural, y por otro el retrato, que capta, en estos descendientes del África tan lejana, fundamentalmente, el recorrido de una vida, la experiencia y la alegría; y también sus preocupaciones, su tristeza.

Con este trabajo Roberto Chile no solo logró formar parte de un espacio, restringido a los creyentes, sino también entrar, y permitírnoslo también, a un universo que entre la religión y la magia organiza un mundo de valores culturales. Son imágenes que –a partir de una visualidad que se apoya profusamente en el color, en algunas ocasiones, mientras que en otras, renuncia a este para concentrarse en la sobriedad del blanco y negro– muestran un imaginario que también ha conformado nuestras raíces culturales y que en, un espacio como nuestro país, ha pervivido con una fuerza ancestral.