“Lo primero que hice, ya profesionalmente, fue naturaleza y arquitectura, porque yo todavía no me sentía preparado para fotografiar a la gente y que esa imagen expresara algo. Estuve alre­dedor de dos años en los que eventualmente fotografiaba a alguien, pero no era el centro de mi trabajo. Hoy es al revés. Para mí la gente es lo más atractivo que hay”.

En tiempos de publicidad, Larramendi ganó su sustento con esta práctica. Al terminarse, se vio obligado a buscar otras alternativas.Ya en el 98 había visto lo atractivo de realizar libros y lo primero que hizo no fue un libro, fue un CD que se llamaba “350 postales de Cuba”. Se hizo con una publicitaria argentina. Con música de Vitier, eran postales digitales de todo el país.

“El hacer libros me ha permitido conocer a gente maravillosa, desde historiadores hasta científicos, pero ha sido, sobre todo, un vehículo de expresión. Si la fotografía per se me había permitido expresarme, los libros me han llevado más allá”.

“Yo estuve en Galápagos, el sueño de todo fotógrafo de naturaleza. Poder acercarse y casi tocar a esos animales fue una experiencia única. Pero a mí me gusta mucho la arqueología. He recorrido la rivera maya completa y he visitado todos los templos que hay allí entre México y Guatemala. Todas estas cosas me llaman mucho la atención, pero la Isla de Pascua es un lugar donde, sin dudas, tengo que ir antes de morir. Hay tantas teo­rías diferentes de cómo llegaron esas piedras allí… y yo quiero mirarlas, fotografiarlas, al amane­cer, al atardecer”.

Rosana Berjaga Méndez